lunes, 2 de junio de 2014

Carta abierta a los europeos atrapados tras la cortina de hierro israelo-estadounidense

por Hassan Hamadé

Desde la perspectiva de Occidente, la OTAN lucha contra el terrorismo. Fuera de ese mundo bien ordenado, la verdad es muy diferente: la OTAN es el amo del terrorismo internacional, protege campos de entrenamiento de al-Qaeda en Libia e instala otros en el territorio de Turquía, país miembro de la OTAN. Al-Qaeda nunca ha derrocado un gobierno ni conquistado ningún país. Lo que ha hecho es destruir sociedades aplicando, en beneficio de Washington, la doctrina straussiana del «caos constructor». Para Hassan Hamadé, la civilización comenzó en Siria, mientras que Europa, Norteamérica e Israel todavía siguen en la fase de la barbarie. ¿Se creen ustedes superiores? Hassan Hamadé les invita a que abran los ojos.



Voy a contarles varias cosas muy graves que la cortina de hierro impuesta a la Unión Europea no permite que ustedes sepan. Voy a hablarles de la peligrosa relación que los une a ustedes los europeos, sin que ustedes mismos lo sepan, con la más temible de las nebulosas terroristas que operan en la escena internacional: ¡al-Qaeda!

Sí. Me refiero esa misma al-Qaeda que el diccionario político-securitario del «Occidente» donde ustedes viven define como la madre de la más cruel de todas las tendencias terroristas que se dicen seguidoras del islam.

Al-Qaeda está considerada como el enemigo estratégico del «mundo civilizado», aunque constituye a la vez una amenaza constante para todos los países que ustedes se imaginan como «en vías de desarrollo». Y para que esos países puedan seguir la vía de ustedes es necesario protegerlos de ese peligro terrorista que los acecha. Es por eso que todo contacto con al-Qaeda o con sus ramificaciones, con sus redes o sus derivados está estrictamente prohibido, condenado y, de ser necesario, hay que reprimirlo. Es este un principio indiscutible establecido por Estados Unidos, país que se ha arrogado el derecho –que además monopoliza– de velar por el estricto respeto de ese principio y de controlar su aplicación. Pero ese respeto nunca ha sobrepasado los límites del discurso político-mediático, o sea no ha ido más allá de la propaganda en su expresión más simple y ordinaria porque en los países de ustedes, en el espacio atlantista, ya no se puede hablar de medios de prensa libres sino más bien de herramientas de propaganda.

Esa propaganda ha resultado más falsa que nunca en el teatro de operaciones sirio, donde ciertas ramas y grupos derivados de al-Qaeda –como el Frente al-Nusra y el Emirato Islámico en Irak y el Levante [conocido como EIIL o Daesh]– han obtenido notoriedad mundial participando en la guerra de exterminio que el eje israelo-estadounidense ha desatado contra el país más antiguo del mundo, que es Siria.

Durante estos 3 años de guerra de agresión, la nebulosa al-Qaeda ha demostrado una disciplina ejemplar en la aplicación más estricta y rigurosa de los planes trazados por el mando estadounidense. Ha demostrado ser la más capaz en la ejecución de la estrategia del «caos constructor», que exige la destrucción de la sociedad siria así como la destrucción de la infraestructura económica y del Estado mismo de ese país. Se trata de una invasión de la barbarie para destruir la civilización.

La OTAN, en escrupulosa aplicación de las directivas de Washington, aporta su protección inmediata a la formación y funcionamiento del frente armado implicado en el proyecto israelo-estadounidense de destrucción de Siria, transformando esa cuna compartida de la cristiandad y del imperio árabe en «campos de carnicería donde triunfa la muerte» [1]. Esta obra apocalíptica se inscribe en la categoría de los crímenes supremos que forman parte del sanguinario orgullo anglosajón, como Hiroshima y Nagasaki (1945), la Palestina posterior a 1948, la guerra de Vietnam (de 1962 a 1975) y la guerra de Irak (desde 1991), por citar solamente algunos ejemplos escogidos en las décadas más recientes.

La mentira, siempre la mentira, principal instrumento de la propaganda de Estados Unidos, tanto en materia de política como de seguridad o en el sector económico, se manifiesta a través de la técnica puesta en manos del famoso Observatorio de la mentira orwelliana en esta implacable empresa guerrerista que se ha puesto en marcha agitando las banderas de la «Democracia» y de los «Derechos Humanos». Los gobiernos que actúan como contratistas a cargo de hacer funcionar esta empresa se hacen llamar «los amigos de Siria». Los combatientes de a pie, decenas de miles de yihadistas de 80 nacionalidades diferentes, son designados como «opositores armados» o «combatientes de la libertad». ¡Imposible ser más mentiroso!

Ya antes fue también con la mentira que se designó este gigantesco movimiento de desestabilización contra el mundo árabe con la apelación de «primavera árabe». Los hechos han demostrado que por donde pasa esa «primavera» se instala la Hermandad Musulmana. A su sombra se desarrollan las organizaciones terroristas más violentas y se inicia el proceso de destrucción de la sociedad.

Son numerosos los ejemplos que así lo demuestran, comenzando por el de Libia, cuya parte sur –la región de Fezzan– se ha convertido en un santuario de campamentos militares de al-Qaeda, entre las ciudades de Ghat (cerca de la frontera argelina) y de Sabbah (cerca de Níger). Según los servicios atlantistas existen allí 3 campamentos de formación de terroristas especializados (expertos en explosivos y en la preparación de coches-bomba, etc.) en función de las necesidades del entorno africano (Mali, Níger, Chad, Argelia, Nigeria). Estos terroristas de un estilo muy particular mantienen relaciones muy sólidas con organizaciones extremistas como Aqmi y Boko Haram. Sus universidades del terrorismo cubren las «necesidades» de otros países, como Siria, convertida en estos tiempos en destino preferido de los «alumnos». A cargo de los cursos de formación hay «profesores» pakistaníes, egipcios, sauditas, yemenitas y de otras nacionalidades. Sólo en diciembre de 2013 y enero de 2014, esta prestigiosa universidad del terrorismo envió a Siria 5 000 yihadistas de numerosas nacionalidades diferentes [2].

El almirante Edouard Guillaud, ex jefe de Estado Mayor de las fuerzas armadas de Francia, ofreció un panorama de la situación existente en esa zona durante un encuentro que sostuvo en París con una veintena de periodistas el 26 de enero de 2014, una semana antes de su paso a retiro. Según el almirante Guillaud:
«El sur de Libia se ha convertido en un verdadero hueco negro (…) en un espacio de regeneración, de abastecimiento de armas para los terroristas. Es el nuevo centro gravitacional del terrorismo.»


Graves revelaciones, sobre viniendo de un hombre que no vaciló ante la misión que se le confió en Libia, la cual ejecutó en estrecha coordinación con su homólogo británico. Pero, por muy chocantes que puedan parecer, sus revelaciones tienen al menos el mérito de ser ciertas. Pero no terminan ahí sus confesiones. El almirante Guillaud va mucho más lejos y llega incluso a proponer una nueva intervención militar (lo cual quiere decir una nueva campaña de destrucción de lo que todavía no quedado totalmente destruido en Libia). El almirante Guillaud declara, y citamos fielmente sus palabras:


«Lo ideal sería montar una operación internacional con el consentimiento de las autoridades [libias]. Y algún día no tendremos otra salida que plantearnos la posibilidad de una intervención. El problema es que primero tendría que existir un Estado en el norte del país.» [3].

La OTAN y la «comodidad de la mentira»


Al escuchar las confesiones del almirante Guillaud tal parece que Francia no tuvo nada que ver con la guerra de agresión desatada contra Libia en 2011, ni con la destrucción del Estado libio y la transformación de su vasto territorio en un «nuevo centro gravitacional del terrorismo». ¿No fue acaso la participación [de Francia] en una de las operaciones de guerra más sucias, más criminales y más mentirosas presentada de forma deshonesta como una noble contribución de Francia y del Reino Unido a la supuesta «primavera árabe»? Sin hablar de las 160 víctimas de las innumerables masacres y matanzas que acompañaron aquella guerra de agresión [4].

Hablemos un poco de la «comodidad de la mentira» [5], característica del discurso atlantista sobre la gigantesca campaña de desestabilización que hoy está afectando varios países seleccionados como blancos para la aplicación de la estrategia estadounidense del «caos constructor». Esta «comodidad de la mentira», amplificada por el terrorismo intelectual del sistema mediático, pretende hacerles creer a ustedes –y también a nosotros– que la OTAN no tiene cómo paralizar esas fábricas de terroristas y que la única manera de hacerlo sería destruyéndolas físicamente. La realidad de los hechos, en el terreno, desmiente de manera categórica e indiscutible esas mentiras, por demás grotescas cuando sabemos que la aviación franco-británica domina perfectamente el espacio aéreo de Libia y que el sur de ese país está bajo constante vigilancia de los satélites «occidentales», a los que no escapa el menor movimiento ni el menor ruido que se producen en la inmensidad del Sahara y que prestan especial atención a los «3 centros de entrenamiento acelerado para la yihad». Nadie ignora las condiciones extremadamente precarias de esas academias del terrorismo, situadas a cielo abierto, en pleno desierto, sin la menor posibilidad de enmascaramiento, lo cual las convierte en blanco fácil de cualquier enemigo que venga del cielo.

Cuando se sabe lo anterior, es fácil comprender que la aviación franco-británica en realidad garantiza la verdadera protección de esas 3 bases de al-Qaeda en el sur de Libia. Esa realidad, por muy perversa que pueda parecer –realidad que la cortina de hierro israelo-estadounidense oculta al conocimiento de ustedes– constituye el mejor desmentido a las mezquinas alegaciones de París, de Londres y de las demás capitales de Alianza de la Mentira Cómoda, que siguen afirmando que el bloque «occidental» está decidido a cumplir con la enorme y pesada tarea de aterrorizar a los terroristas, de «destruirlos», según la expresión del presidente francés Francois Hollande.

Propongo que tratemos de sobrevolar juntos el vacío de la placidez, dejándonos guiar por los pedagógicos discursos de los dirigentes atlantistas de ustedes y orientados siempre por el pensamiento único que propagan los medios de prensa... de ustedes, según el código de conducta definido en el diccionario de lo políticamente correcto, y que imaginemos al presidente francés asumiendo seriamente su voluntad de «destruir» ese terrorismo. Si lo hiciese, nosotros seríamos los primeros en aplaudirlo.

El presidente está entonces ante 3 blancos fáciles de destruir. Un verdadero juego de niños, ya que cuenta con perfecto dominio del aire. Cualquiera sabe que en una zona geográfica desértica, como el Fezzan libio, quien cuenta con dominio aéreo controla también el suelo. Conclusión: ¡El presidente tiene que pasar al ataque! Y sin perder más tiempo. Tiene todo a su favor para hacerlo, sobre todo sabiendo que en esas temibles fábricas de terroristas se entrenan los combatientes más peligrosos que amenazan los «intereses franceses» en Mali, en toda la región del Sahel y en otras regiones del continente africano.

            Boko Haram, Alepo y «Damasco en escena»

El caso de Boko Haram [6], al agregarse al panorama, pone de relieve una vez más la perversión de los gobiernos totalmente sometidos a Washington.

En primer lugar, Boko Haram, que no pasa de ser un movimiento de imbéciles y criminales, encuentra los «terroristas calificados» que puede necesitar en la ya mencionada “Academia de Altos Estudio de Terrorismo” del Fezzan libio.

¿A qué vienen entonces todas estas declaraciones teatrales –la farsa más burda de todas fue la que se organizó en París, en forma de conferencia que reunió, alrededor de un personaje excesivamente mediocre, 5 presidentes africanos directamente afectados por el problema en cuestión, todo ello bajo estricto control de Estados Unidos– en vez de atacar directamente la fuente misma del problema, en el Fezzan libio?

Habría que ser totalmente estúpido para tomar en serio el repentino ataque de humanismo de la Casa Blanca, del presidente de Francia y del primer ministro británico. O para creer que son reales las lágrimas –de cocodrilo– de las esposas y amantes de los jefes de Estado de los países miembros de la OTAN.

Mientras tanto, esas mismas personas –todas y todos– no solo se mantienen insensibles a los pedidos de auxilio de los habitantes de la ciudad mártir de Alepo –cuya población, rehén de los terroristas takfiristas, sufre por la escasez de agua y de alimento, además del derramamiento de sangre– sino que incluso expresan públicamente su más enérgico respaldo a los terroristas que, como declarara el ministro francés de Relaciones Exteriores Laurent Fabius, «están haciendo un buen trabajo» [7].


El jefe de la “diplomacia” francesa, Laurent Fabius, exhorta a asesinar al presidente sirio Bachar al-Assad.
Traducción íntegra de su declaración en la siguiente nota al pie [8].

No olviden ustedes que Boko Haram, el Frente al-Nusra, el Emirato Islámico en Irak y el Levante, el Frente Islámico y otros más son todos hermanos gemelos en el árbol genealógico de la Hermandad Musulmana, amamantados desde su nacimiento por las monarquías del Golfo, siempre bajo las órdenes de los anglosajones. Y todos esos hermanos gemelos reconocen a al-Qaeda el derecho que se otorga a todo hermano mayor, derecho confirmado por una hoja de servicios que se remonta a la famosa guerra de Afganistán contra la URSS, en los años 1980.

Lo que explica la excepcional fuerza de inercia del presidente francés Hollande, al igual que la del primer ministro británico David Cameron, es el hecho que donde se toman las decisiones es única y exclusivamente en Washington. O sea, para hacer uso de la fuerza hay que tener permiso de Washington. En efecto, ha leído usted bien: permiso de Washington.

«Tenemos que esperar la decisión del Congreso [de Estados Unidos]», eso dijo el presidente francés Hollande. Fue el 6 de septiembre de 2013. La Casa Blanca acababa de retroceder… sin avisar previamente a sus aliados, ante la advertencia del presidente ruso Vladimir Putin, quien no había vacilado en calificar solemnemente a su visitante, el secretario de Estado John Kerry, de «mentiroso» cuando Kerry acusó al gobierno sirio de haber utilizado armas químicas contra su propia población. Así que es pronto, incluso demasiado pronto, para que olvidemos esa famosa declaración del presidente Hollande, que denotaba su evidente relación de vasallaje hacia su superior jerárquico otanesco. Es el tipo de declaraciones que queda grabado en los anales de las relaciones internacionales porque dice mucho sobre la verdadera naturaleza de las relaciones transatlánticas, sería mejor decir de las relaciones que existen entre el ocupante estadounidense y el ocupado europeo. El primero da las órdenes, en función de sus intereses, por supuesto. Y el segundo, obedece. Y, ¿qué pasa con los intereses de los europeos?


Francois Hollande, presidente de Francia, anuncia que no intervendrá en Siria sin aval… del Congreso de Estados Unidos.
Traducción íntegra de su declaración en la nota al pie [9].

Surge en esa coyuntura la combinación diabólica entre el dirigente europeo y la violencia de la cortina de hierro, cuya función fundamental es evitar que el público tenga acceso a la verdad. Se trata de un continuo acto de prestidigitación que nos regala la máquina mediática. A través de la «info-flación» [10] el público es sometido a un trabajo de descerebramiento masivo con el cual el sistema mediático alcanza su más alto grado de terrorismo aplicado a la opinión. Es precisamente en ese plano que se sitúa la dimensión invisible que caracteriza la cortina de hierro israelo-estadounidense y la diferencia de la que existió en el antiguo bloque del este.

El papel de esta cortina de hierro es ocultar las importantes contradicciones estratégicas que existen entre los intereses de los europeos y los intereses de Estados Unidos para que ustedes –el público [europeo] atrapado tras esa cortina de hierro– no puedan ver que sus propios dirigentes están al servicio de los intereses del Imperio [estadounidense] en vez de defender los intereses de los europeos.

Es por culpa de esos mediocres personajes que los gobiernan a ustedes [los europeos] que desde hace 3 años están ustedes metidos –sin saberlo– en una relación vergonzosa y criminal con al-Qaeda y sus ramificaciones, es por culpa de esos gobernantes que están ustedes en el mismo bando que individuos que se dedican a decapitar niños, abrirles el vientre a mujeres, que cometen actos de canibalismo, y que se ven ustedes [europeos] marchando codo con codo con la Hermandad Musulmana y participando cada vez más activamente en la destrucción de Siria, nuestra madre-nación, cuna de la cristiandad, tierra que siempre ha dado un insólito ejemplo de convivencia entre diversas religiones, confesiones y etnias. Es así como los gobiernos atlantistas siguen exonerando a los organizaciones terroristas de todas las masacres que sus decenas de miles de combatientes extranjeros están perpetrando en suelo sirio y como atribuyen esas matanzas a las fuerzas del gobierno.
Un yihadista se come el hígado de un soldado sirio


Misiones sospechosas de las 3 bases de al-Qaeda en Turquía


La propaganda atlantista es tan primitiva que sus autores y depositarios se indignan cada vez que su versión oficial se pone en duda. Así sucedió con el embajador de Francia ante la ONU, Gerard Araud, individuo con vocación de mentiroso, ultrasionista por adopción, personaje carente de convicciones, quien no encontró otro calificativo que el término «agente» para tratar de hacer callar al muy serio corresponsal del canal panárabe Al-Mayadeen, Nizar Abboud, cuando este último cometió el gravísimo crimen de atreverse a pedirle muy cortésmente al diplomático francés una aclaración sobre las relaciones triangulares Qatar-Francia-al-Qaeda.

Es exactamente la misma mediocridad abrupta y arrogante que despliega con soberbia el ministro francés de Relaciones Exteriores Laurent Fabius, quien no vacila en expresar públicamente su afecto por el Frente al-Nusra al calificar sus abominables crímenes de «buen trabajo» [11]. Y lo hizo además precisamente en momentos en que al-Nusra anunciaba una «buena noticia a los hermanos yihadistas del mundo entero»: la fusión total de sus estructuras organizativas con las del tan temido al-Qaeda Fi Bilad Ar-Rafidein (al-Qaeda en Mesopotamia), que no es otra cosa que la versión iraquí del Aqmi (al-Qaeda en el Magreb Islámico) y del Boko Haram nigeriano. Yo siento mucho tener que volver a mencionar esas declaraciones, pero se hace necesario en aras de defender la verdad que la info-inflación trata de ocultarles a ustedes.

Gerard Araud, embajador de Francia en la ONU, califica de «agente» al periodista Nizar Abboud. 


Traducción íntegra del intercambio en la siguiente nota al pie [12].

Esa declaración del jefe de la diplomacia francesa, reveladora de un absoluto sadismo, significa que los graduados de la “Academia Terrorista” del Fezzan libio están haciendo un «buen trabajo» cuando se van derechitos a Siria pero que su «trabajo» es «malo» si se unen a Boko Haram en el norte de Nigeria y si actúan en los alrededores del Sahel. Pero la “prestigiosa academia” sigue enviando “graduados” a ambos destinos, siguiendo así las directivas de Washington, las mismas directivas que los gobiernos de ustedes [europeos] se empeñan en seguir aplicando al pie de la letra.

También en el marco de las directivas de Washington se mantiene el flujo de petrodólares de las monarquías del Golfo que financia la enorme logística desplegada para garantizar el transporte de los yihadistas de un país a otro, o de un continente a otro –transporte que también goza de total fluidez, libre de obstáculos, por vía aérea, marítima y terrestre–, así como la necesaria organización de su acogida y albergue. Porque hay que tener en cuenta que estamos hablando de decenas de miles de feroces combatientes provenientes del Cáucaso, del Magreb, de Egipto, de Pakistán, Afganistán, Arabia Saudita, etc. En abril de 2013, el enviado especial del secretario general de la ONU Lakhdar Brahimi mencionaba una cifra aproximativa de entre 30 000 y 40 000 combatientes extranjeros [13]. Pero estimados mucho más serios hablan de más de 100 000 combatientes que son enviados al país que se quiere destruir. El caso más ilustrativo y elocuente es el de Siria.

Agredido por estos «combatientes de la libertad», infiltrados a través de las 5 fronteras terrestres de Siria con Líbano, Israel, Jordania, Irak y Turquía, e incluso por las costas del Mediterráneo, el Estado sirio resiste desde hace más de 3 años. Es precisamente gracias a esa resistencia que han ido cayendo las máscaras ante la opinión pública internacional y que se está produciendo además el derrumbe final en el plano ideológico.

El «Occidente» donde ustedes viven ya no tiene ningún derecho a opinar en materia de terrorismo. El «Occidente» de ustedes ya no puede seguir ocultando su verdadero rostro de principal fabricante de terroristas. Es «Occidente» quien los protege, los financia, les da órdenes y los dirige. ¡Triste realidad!

El terrorismo constituye uno de los principales componentes del arsenal militar de la OTAN de ustedes. Otra realidad constantemente probada y certificada. La existencia del eje OTAN-al-Qaeda salta a la vista de cualquiera que tenga ojos para ver y oídos para oír. En este mismo momento existen en pleno centro del territorio turco, o sea en medio del escudo oriental de la alianza atlántica, 3 campamentos militares de al-Qaeda con varios miles de combatientes cada uno, repartidos en 3 regiones de gran importancia [14]:

1. El campamento de Sanhurfa, en la zona fronteriza con Siria. Sirve de punto de partida y base de retaguardia para las incursiones de al-Qaeda en territorio sirio. De ese campamento partieron las tropas de choque que atacaron recientemente la tan simbólica región de Kassab, uno de los bastiones de la resistencia armenia en Siria y ejemplo vivo de la apertura sociocultural de la que tanto se enorgullece el patriotismo sirio [15].

2. El campamento de Osmaniye merece particular atención ya que demuestra cosas que la cortina de hierro oculta cuidadosamente. Su emplazamiento mismo resulta tan extraño como revelador del nivel de intimidad que existe entre la CIA y al-Qaeda ya que este campamento se encuentra dentro de una zona altamente protegida donde se halla la gigantesca base militar que posee la US Air Force en Incirlik. Se trata, por tanto, de una relación de vecindad altamente significativa. Pero eso no es todo.

No lejos de estas 2 bases de una entidad que supuestamente es el enemigo número 1 del «mundo cvilizado» se encuentran además las intersecciones de los oleoductos y gasoductos provenientes de Irak y del Asia Central y que desembocan en el puerto turco de Ceyhan, en el litoral mediterráneo.

¡Un momento! Al-Qaeda, oleoductos, gasoductos… esta combinación debe traernos a la mente algo que la cortina de hierro no quiere que ustedes recuerden: la Argelia de los años 1990.

¿Recuerdan ustedes, amigos europeos, que en momentos en que los intereses de ustedes eran constantemente blanco de ataques y sufrían daños, los miles de kilómetros de pipeline que pasaban –y que siguen pasando– por el inmenso territorio de Argelia nunca fueron atacados ni dañados? De hecho, fueron incluso protegidos. No es por casualidad que reina la confianza entre el Imperio estadounidense y sus supuestos enemigos. El Imperio los responsabiliza con la seguridad de su arteria vital. Así, amigos europeos, no confíen ustedes en la belleza del discurso oficial y busquen la verdad que se esconde entre lo que no se dice oficialmente.

3. El campamento de Karaman, en la noroeste de la provincia turca de Adana, considerado como una academia de estudios avanzados en materia de terrorismo aplicado. Este campamento está más cerca de Estambul que de la frontera siria. Parece menos implicado en la guerra que los otros dos. Lo cual plantea varias interrogantes sobre el verdadero objetivo de su implantación en territorio turco. En todo caso, lo que debe servirnos de brújula en toda investigación sobre al-Qaeda y sus “hijos” es la convicción de que no podemos esperar nada bueno de esa nebulosa infernal.

En el caso de las bases instaladas en territorio turco sería interesante saber qué papel tendrá en el futuro Turquía en la lógica del «caos constructor» que actualmente se está aplicando en la región. Y para averiguarlo no debemos excluir ninguna hipótesis, ni siquiera los escenarios más catastróficos ni las comparaciones que puedan venirnos a la mente, dada la violencia de lo que ya estamos viendo en Pakistán y en Ucrania. ¿No fue acaso la extrema gravedad de lo que está en juego lo que llevó a Kemal Kilicdaroglu, presidente del Partido Republicano del Pueblo, organización kemalista y principal fuerza la oposición turca, a advertir al primer ministro Recep Tayyip Erdogan, durante la reciente batalla de las municipales, que debería romper de inmediato sus relaciones con al-Qaeda para evitar a Turquía consecuencias que pueden ser nefastas para su propia seguridad nacional? Este dirigente político declaró:




«Hemos pedido a Erdogan que se separe de al-Qaeda porque puede resultar peligroso para la seguridad nacional de Turquía.»

La ambigüedad alrededor de la existencia de esos campamentos en Turquía exige una vigilancia constante y justifica todos los temores sobre esta presencia de al-Qaeda en la línea del frente de la OTAN, cuando este bloque militar dice estar a la cabeza de la «guerra contra el terrorismo».
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En junio de 2010, la Hermandad Musulmana organiza la Flotilla de la Libertad hacia Gaza y esta es blanco de un ataque israelí en medio del Mediterráneo. El primer ministro turco visita entonces a uno de los heridos, Mahdi al-Harati, presentado a la prensa como un militante turco-islandés. En realidad era un agente de la CIA y miembro de al-Qaeda. En 2011, este mismo Mahdi al-Harati dirige, junto a varios oficiales franceses, el asedio del hotel Rixos de la capital libia, donde Muammar el Kadhafi había buscado refugio. En 2012, Mahdi al-Harati dirige una unidad del Frente al-Nusra en Siria.


Esto un pequeño ejemplo, entre los muchos que existen, sobre cómo han ido cayendo las máscaras y sobre el derrumbe del castillo de mentiras que durante décadas se ha construido alrededor de la OTAN. El «Occidente» que ustedes creen conocer y sus peligrosas amistades amenazan la paz del mundo y el futuro de la humanidad. La extrema ligereza de los dirigentes de ustedes [europeos] así como sus engañifas y su codicia criminal transforman sus regímenes políticos en dictaduras depredadoras incompatibles con la existencia misma de un Estado de derecho. La política que esos individuos están aplicando en nombre de ustedes conduce inevitablemente hacia el totalitarismo.

Es duro oír esta verdad, pero tiene el mérito de ser sincera.